La botella vacía
LA BOTELLA VACIA
Es viernes de carnaval..... Sobre la mesa brilla un antifaz veneciano con un rictus extraño que reflejado en el espejo del tocador multiplica su enigmático gesto.
Se que es especial, como si llevara años esperando mi llegada, asomado al escaparate de aquella tienda.
Para los turistas, la tragicomedia de papel maché se ofrece desde todos los tenderetes ambulantes que rodean la Piazza. Mi máscara esperó sin prisa el encuentro escondida en un callejón de agua.
Nada sucede por casualidad.
Al atardecer ya intuía la luz dulce que se cuela por los puentes en Venecia, y el constante susurro que deja el mar en los canales. Un crepúsculo vestido de malvas y encajes acaricia incesante los muros.
Mil gaviotas mueven el aire... será por eso que hace frío.
La chimenea está encendida. El fuego me invita con su sensual danza... pero no se que quemar ya.
Deshago las maletas como si quisiera deshacerme la vida.
De qué me quejo... una habitación privilegiada, en un hotel de lujo, Plaza de San Marco en Venecia, en carnaval...
Vinimos aquí a vivir un sueño, no? Y tu duermes ajeno a mis inquietudes. Tu duermes como duermen desde hace mucho las ilusiones.
Duermes dejando pasar tu vida y la mía por esta calle sin salida.
Duermes...
Yo no he hecho otra cosa que esperar. Sin quejarme.
Esperar y construir una torre de babel para no entendernos.
Duermes desafiando al destino, tan seguro de que mi cobardía rechaza las alas.
Las campanas de la basílica de San Marco cuentan hasta diez, hasta once, hasta doce... Desde mi rincón abrazo el sonido como si quisiera adueñarme del tiempo, no se si para detenerlo o para empujarlo al laberinto de mis horas muertas.
El carnaval pasa ajeno a mi soledad.
Los deseos hacen ruido.
He abierto la ventana, quiero gritar que me esperen, que toda yo soy una máscara y toda mi vida un esperpéntico disfraz.
Me estoy viendo desdoblada en las sombras del cuarto. No quiero mirarme. Desabrocho mi bata de satén –insultantemente virgen- y cae a mis pies.
El antifaz es todo lo que necesito para cruzar la puerta y no volver.
Duerme. Duerme tranquilo.
Violines en Venecia... Toda la ciudad es una dorada caja de música. Comienza el baile. Este salón de espejos revive las mil caras de la mentira. Tendré que brindar mil veces y vaciar mil copas de champagne.
Soy una marioneta mutilada.
Estoy tan borracha que hasta la risa me hace daño. Creo que alargando la mano podría coger la luna que esta noche también, como yo, vino a ahogarse en los canales.
Mi mirada tiembla en el agua detrás de la máscara. Y el llanto... el llanto oculto en otro carnaval.
Bebimos al unísono la madrugada y yo. Para olvidar.
La madrugada sigue fría y serena.
Yo no....
Ya está la botella vacía, y ahora ¿qué?
- Quizás me regale al primer gondolero que pase-
Rosa_desastre
1 Comments:
Cuidate. Sigues teniendo el don de mirar con palabras...
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