Soliloquio
domingo, agosto 26, 2007
sábado, agosto 25, 2007
Te confieso
Estoy mirando por la ventana.
Llueve.
Huye el agua del mismo modo que huyen mis miedos.
Silenciosamente viejos.
Te confieso
Una página oculta por siempre en mi libro sin ortografía.
Un pecado sin paraíso,
un infierno regalado,
un sudario de renuncias,
Un silicio envolvente para la conciencia.
Simplemente soy su amante
Sin exigir relojes al tiempo,
sin medir la intensidad de la entrega.
Encendidos y castigados a escondernos.
Voluntarios a probar un veneno sin antídoto
Para morirnos de amor…
Un día de estos.
sábado, agosto 11, 2007
Nana de ida y vuelta
Miro tu océano desbordado
dentro de mi esfera de cristal,
El agua diluye su azul en las paredes de mi cuarto.
Camino por los cuchillos de luna de la ventana.
Buscándote
Mientras doy cobijo al mar entre mis dedos rotos.
La marea es una nana de ida y vuelta,
una ladrona de encuentros.
-Se ha ido-
Dice la bandera sin patria de mis besos.
Mis ojos
no tienen orilla
para mas náufragos.
lunes, agosto 06, 2007
Mientras callas
Mientras callas, me incitas,
Y acudo.
Es eso que me agita, que me altera,
Escribes mi piel sin palabras,
es el sabor de tu sal en mi agua para apagarnos,
Probamos a entregarnos, a fundirnos, a saciarnos.
Confundidos, buscamos un signo para definirnos,
Otro lenguaje para delatarnos.
Mientras me abrazas, podría valer que me mintieras.
Mientras callas, me incitas,
Y acudo
al espectáculo esperpéntico de desamarnos en silencio.
Pagina de adolescencia
(cierra los ojos... nos vemos en el pueblo con unos flamantes dieciseis años)
Página de adolescencia
En el bar de enfrente gastábamos las horas, aprendíamos a ser altas (que no mayores) caminando con tacones de aguja, nos mentolábamos los pulmones con dos caladas de tabaco y organizábamos los novios en fila de a uno a la hora del baile.
El camarero de la camisa turquesa sobrevolaba nuestras cabezas llevando la comanda. En la bandeja vasos tintineantes mitad hielo y mitad calidoscopio de pipermint y zarzamora.
A ratos sonaba Adamo -Tombe la neige- y paralelas voces en “andalufrances” dejaban también caer la nieve por el cristal roto que daba al patio.
Era el patio, guarida de gatos hambrientos revolviendo la basura, cuartel de cucarachas y ratas en igualada contienda y callejón de huida para las cenicientas desobedientes.
Nada románticas las escobas y los cubos de plástico, nada estéticas las cajas de madera -cárcel de sifones y gaseosas pasadas de fecha-
La pileta del grifo en eterno goteo, como un llanto de cocodrilo.
Musgo y gusarapos con sus verdes trajes bailaban a la luna creciente.
En la fría cuerda del tendedero se colgaban todas las noches de domingo...
Y yo allí, formando parte del paisaje.
Desolador.
Rotunda e imborrable página de adolescencia.
Los años no disfrazan los recuerdos, como el amor no trasforma la mirada.
Tonterías.
...Y Adamo empeñándose en poner sus manos en mi cintura.