Soliloquio

Nombre:

sábado, octubre 29, 2005

La vida es otra cosa...


La vida es otra cosa


Doña Sofía sigue prensando flores entre las hojas amarillentas de un libro releído. A pesar de que en su vida todo está ya seco, ajado, descolorido, jamás pierde la sonrisa. Se sienta tras la puerta cada tarde con las gafas a mitad de la nariz como queriendo dividir el mundo en dos mitades.
Ajena a los cambios de las estaciones, inventa lluvias y solanos que pueblen sus horas muertas.
Pegado a los hombros, está su chal rosado... tan cursi. Guardián celoso de su soltería.
En verano, cuando los jazmines del patio se abren, ella, se coloca un ramillete en el pelo.
Los jazmines se marchitan inevitablemente cada atardecer.
Como el amor, -piensa- hermoso y breve.
El amor cruje como sus flores secas, siempre oculto, infinitamente bello pero estéril.
La vida es otra cosa.....
Los días transcurren entre ovillos deshilachados de tanto enmendar la labor, revolviendo los inviernos sin abrazos, fiel a la vida amarga que se cuela por los agujeros de su memoria.... tan infiel.
En la cocina sin sabores se apaga el fuego. Sus manos sin savia estallan en caricias sin dueño.... secas, ajadas y descoloridas.
Llora.
Su llanto es como el amor... hermoso y breve.
Sonríe a los heliotropos de la página seis, mientras el chal rosado... tan cursi, resbala primavera abajo, por fin.
En la última hoja del libro, una anémona. (Abandono)

Náufrago


"Me dejaria acunar por la voz ronca del mar, para ser de nuevo náufrago del alba en cada uno de mis sueños y despertar envuelta en la arena de tu playa"

domingo, octubre 23, 2005

tu inmensidad



Tu inmensidad


Vacía de amor para llenarte,
Rota por tu ausencia,
-inservible cacharro soy-
Quiero anidar en los pliegues de tu mano
como un adiós sin alas
para no morir en el aire de tu indiferencia.
Perdida en tu inmensidad vivo
Si me encuentras...
recoge mis trozos y olvídame.

sábado, octubre 15, 2005

cuatro pensamientos


I
Un libro es el único amigo que soporta el abandono
sin hacerte preguntas.

II
Tu eres a mi sosiego
lo que al pecador la conciencia...
O sea, una molestia.

III
Pasé del hielo del desamor
A los cuarenta y ocho grados de tu sonrisa.
-No tuve primavera para arrepentirme-

IV

Ese que va recogiendo los desechos de mi alegría,
No es mi amigo.
Mi amigo es aquel que siembra sonrisas
En las grietas de mi pena.

MEA CULPA


MEA CULPA


Mira como me rompiste la vida.
Este juguete no te sirve y lo arrinconas
allí donde mueren las cosas absurdas.
Tu lo llamaste AMOR... que fracaso.
Y no te culpo por no saber poner nombre
a este bufón del sentimiento.
Me culpo yo de hacer mía cada letra
y agrandarla y mimarla cada segundo que creí ser tuya.
Me culpo yo de poner aire a mis alas
por llegar a envolverte cada minuto que te creí mío.
Me culpo yo de enredarme a tu capricho
y de sentirte sin tenerte.
Me culpo yo por derramar ternura
hasta quedarme vacía para inundarme de ti.
Me culpo yo de robar caricias al sueño,
pensándote en mi piel de fuego.
Me culpo yo de sentir tu respiración cada amanecer
sin mas necesidad de luz que tu mirada.
Me culpo yo de esta cárcel de locura
donde encerré tu libertad disfrazada.
Me culpo yo por haber crecido en la dimensión de tu soledad
como árbol estéril.
Me culpo yo de arrastrarte en mi marea
cuando tu sed estaba en otra orilla.
Me culpo yo de respirar sintiendo tu abrazo
mientras tus brazos trenzaban otro nido...
Consciente de eso, he callado, aceptado y disfrutado tus migajas.
Pero esta noche bebí mi rabia hasta envenenarme.....
Me culpo de encerrarte en esta muerte conmigo
para ser dos desheredados de caricias.
Destierro total de mi piel tu piel.
Destino incierto para el olvido.
Yo creía que era AMOR... que fracaso!

viernes, octubre 07, 2005



EQUIPAJE

Cuatro olvidos y una duda.
Ese es todo mi equipaje.
¿ Me dejas pasar?
Un abrazo.
Un te quiero.
Una prisa.
Dos silencios tras la puerta...
( Exiliados del amor comparten gusanos con los cipreses)

lunes, octubre 03, 2005

Madrugada de grillos


Madrugada de grillos


Que hace un duende en esta madrugada de grillos?
Así me fueron despertando las sensaciones de una en una
con un abrazo de plenitud, de libertad,
de soledad buscada, añorada, deseada.
Nada más placentero...
un sofocante calor, dormido el aire detrás de mis cortinas...
y detrás, la luna,
y detrás el silencio.
Me avisó el reloj con un guiño y se paró.
Cerré los ojos para buscarte entonces.
Viniste a recorrerme entera.... y no nos separó la brisa,
viniste a habitar mi deseo con tu mejor caricia....
y juntos recorrimos los surcos que el sueño deja
cuando se siembran besos de amor prohibido.
Amanece.....duende. ¿Dónde vamos?
" Y los grillos cantan siempre en las noches como estas...
seca la garganta...
cuarenta grados...
y el hielo de mi vaso se derrite paseando
por la piel agitada de mi pecho...."

domingo, octubre 02, 2005




DERRAMARSE EN LOS GERANIOS


¿Qué dimensión es ésta donde los rayos de sol aun me hacen cerrar los ojos?.
Me resisto.
Quiero guardar cada detalle de este inmenso metro cuadrado que me cobija.
Mi terraza es una esquina al oeste por donde se va la luz. Aquí me vine para arañar la tarde. Nunca me pareció mas infinito el mundo que cabe entre el horizonte y mis manos, nunca tan largo el recorrido del aire por mis pulmones sin querer salir a perderse.
Me gusta sentir el frío de los ladrillos rojos. Hoy mas rojos.
Una planta de equivocado nombre “siempreverde” se ha recostado, como yo, en la pared y la he salpicado.
Aquí estoy esperando... Y por primera vez en mi vida no me preocupa el tiempo; ni el mío ni el de los demás.
A mi derecha, mas allá de la manta que me envuelve, está la calle.
Una calle llena de gente normal que sonríe para poner un envoltorio convincente a sus vidas vacías.
Eso, el vacío es lo que más me duele. No, no es el silencio, es el vacío.
Pues mi silencio está habitado por un latido tambaleante desde la sien al pecho cada vez con más desgana y menos prisa.
La vida pasa a mi izquierda entre el roce del cristal y mi cuerpo quieto.
Tan frágil frontera me divide la sombra y ya no se bien de que lado estoy.
Mi espalda no se queja del abrazo de cemento que la mantiene erguida. El suelo está cada vez mas húmedo.
Me cuesta mirar al frente. No veo la libertad tras la cárcel efímera de las pestañas.
Mi horizonte al alcance de mi mano y mi mano atrapada aún en el ayer como una nota única en un pentagrama de sonidos vacíos.
Descansando en un hilo azulado, late mi pulso. Es solo una pausa, no un abandono, para encontrarse después en los pliegues del miedo y parar así su cauce.
Nadie se culpe del color ni del dolor que almaceno en mi sangre.
¿Qué dimensión es esta que me hiere la mirada?
Se confunde con la noche, o es la noche misma empapada de ausencias. Deshojando la luz va una pregunta sin respuesta.... Y de repente. Oscuridad. La nada.

Ni la noche se me hizo cómplice.

Desde el piso de abajo se oyen voces y gente, cada vez mas gente que miran hacia arriba. Gotas de sangre bajan sin prisa y riegan sin querer los geranios blancos de mi vecina.
Derramarse sobre los geranios no era el fin, solo un descuido imperdonable.
Mi manta no fue muro suficiente para pararme la vida.
Ni la vida suficiente muro para parar mi muerte.
Les oí decir en un intento de jugar a ser Dios... “llegamos tarde, mira, le están creciendo alas.”

El pintor de máscaras

Olía a esencia de trementina desde el otro lado de la calle... Abierta la ventana para dejar pasar el aire, y el aire denso dormitaba en cada pincel.
Cada pincel abrazado a otro dentro de una lata, y muchas latas ocupando espacios en espacios multicolores como puzzles gastados, en perfecto desorden.
El pintor de máscaras busca incesantemente la expresión de placer.
No la risa.
No la sorpresa ni la duda, ni el dolor, ni la prisa, ni el desencanto, ni la paz, ni la violencia, ni la astucia, ni el miedo.
No la amargura, no la alegría.... que difícil resulta vestir un molde de barro con la expresión del placer.
Esa máscara.
Que color tiene el placer? ¿qué trazo seguro envuelve al placer? ¿qué línea divide o separa al placer del arco iris derramado en la paleta?
¿cuánto tarda en difuminarse, apagarse, cuartearse y romperse?
¿ el placer duerme o respira?
¿se crece y estalla, se agita o se esconde, se anula, se acalla, se derrama, se pierde...
El place... donde?
Que ceguera mas absoluta inunda el corazón y la ventana del pintor de máscaras.
La tarde se da la vuelta en la esquina como siempre, la noche se escapa por los barrotes de una cárcel pintada en acrílicos imposibles, e impasible, a rastras...el alba...
¡Y nada!
Sustitutos del placer le engañan.
De nuevo el sol amarillo... que tortura!
Con esencia de trementina aniquila los sueños de golpe de todas las caras de arcilla .
Pasó el A
M
O
R

¡Quien sabe si se esconde el placer en estas cuatro letras!



C’est moi mon amour



A pocos kilómetros de Paris, un pequeño hotel, un pequeño bar, una taza de café... El camarero sonrió al comprobar mi raro acento al pronunciar las cuatro palabras aprendidas en francés para no desentonar. Entendió mejor mi sonrisa que mi petición, pero amablemente me llevó junto a la cabina de teléfono. Me temblaban las manos mientras buscaba la agenda en mi bolso revuelto. Deposite las monedas con el mismo miedo y la misma ilusión de quien las arroja al pozo de los deseos esperando con ansiedad que se cumplan. Dos tonos... tres, cinco... cerré los ojos al oír su voz y dije “ C’est moi mon amour” y colgué.
El teléfono sonó y sonó durante diez interminables minutos sin que nadie lo cogiera. Sabía que eras tu. Sonaba tu propuesta en mis oídos y la respuesta se escapaba con mis lágrimas en silencio.
Llovía...
Cuantas canciones hablan de la belleza de la lluvia en Paris, del color de Paris, de la música de Paris, del sabor de Paris... Ninguna canción sabe de la soledad en Paris cuando al otro lado del teléfono alguien te dice -ven y déjalo todo-
El espejo del ascensor reflejó la imagen perfecta. Mi marido y yo subíamos a la habitación a cumplir con el deber de amarse... en Paris.
El camarero con fastidio descolgó el auricular
¿Allô? ¿allô? ¿allô?
Silencio.
Alguien calla mordiendo la rabia mientras me “usan”.




-Publicado en la Revista Cultural ATENEU nº 32- (SEPTIEMBRE, 2005)


NO TE ENGAÑES



En la ventana de los sueños
la luna se derrama.
La luna crece.
Se agita como un adiós.
Te araña la piel.
Duele.
No, no te engañes.
Asegúrate de que es la lluvia la que gime tras la puerta
cuando me haya ido.
¡Y no me busques, por Dios, en el espejo!
Yo seguiré esperando todo el tiempo, sin medida.
Ya sin prisa,
ya sin miedo,
ya...sin amor, seguramente.
Ahora serás tú quien habite la soledad que yo dejo.
Pero no te engañes,
que si tengo mis manos extendidas
no es para mendigar caricias.
Las abrí para DARME.
...En la ventana del olvido
la luna se desangra,
la luna palidece.
Se oculta para llorar.
Te muerde la sonrisa.
Muere.